sábado, 4 de julio de 2009

Katmandu, Nepal


Niño en Montaña Nagarkot

Tìpica casa de barro en la montaña

Templo budista, Swayambhunathstupa

Templo budista Swayambhunathstupa
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Pasar de Delhi a Katmandu también fue un cambio grande, se respira otro aire, más naturaleza, menos calor que ayuda mucho. Es increíble lo que influye el clima en lo que percibís de una ciudad.
Lo primero que conocimos fue la Montaña Nagarkot que se encuentra a una hora y media de Katmandu, subimos hasta la cima donde había una brisa muy agradable, se escuchaba música nepalesa que venía desde un local de artesanías y una vista increíble de las montañas y los pequeños pueblos con casas de barro que al ir bajando recorrimos a pie con el guía.Eran otras caras las que se veían, parece verse pobreza pero al acercarse y ver alegria en las caras de los niños jugando te das cuenta que tienen todo lo que necesitan, con sus casitas de barro, plantaciones, cabras, tranquilidad, el aire que se respira y ese paisaje son felices. Tan distintas a las caras que vimos en la India. Nos cautivo tanto lo que vimos que nos perdimos con Gomi del grupo, sin darnos cuenta nos quedamos solas, pasaban niños o gente mayor con canastas llenas de verduras pero ninguna cara conocida, fuimos hasta donde nos dejó la camioneta y no estaba, sin batería en el celulars e nos venia la noche, ya un poco nerviosas nos imaginamos pidiendo para dormir en una de las chozas, seguimos caminando un poco más ligero y después de una hora encontramos al grupo.
El resto de katmandu me fue gustando cada vez más, el centro con calles angostas, bajadas y subidas y locales con artesanías divinas por todos lados, mucha gente en la calle, bocinas, motos, taxis-bicis, una locura para conducir, agencias de turismo ofreciendo deportes extremos, muy pintoresco todo, hasta la vida nocturna era acojedora, lleno de bolichitos con música en vivo, buena comida y un ambiente muy lindo, daba gusto caminar de noche por las calles de nepal, andabas tranquilo aunque de a ratos las velas fueran lo único que iluminaban las calles debido a los constantes apagones que había en la ciudad.
Una ciudad con mucha historia, de a ratos sentís que volves al pasado.
Visitamos un templo Budista, vimos cremaciones, conocimos el templo de los monos, Durbar Square, hicimos rafting, conocimos Patán y Bhaktapur, ciudades cercanas a Katmandú y mas.
Fue una de las ciudades que más me cautivo hasta ahora, me fui con mucha tristeza pero con un buen cierre, que casi fracasa pero termino saliendo bien, un vuelo al Himalaya para ver la cordillera y el Monte Everest.

El viaje te lleva conocer cosas muy diversas en muy poco tiempo y cuesta asimilar.
Dejar algo que nos gusto mucho para conocer una realidad totalmente distinta.
En la mañana sobrevolamos el Everest y esa misma noche estuvimos en las cremaciones del Ganges... Increíble.

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